Los nueve estados emocionales y ¿tu como quieres sentirte?
Si!! nos confundimos mucho!! a veces ni nosotros mismos nos entendemos, pero ¿Entiendes los estados emocionales que a veces experimentas? ¿los identificas? y que haces para controlar cuando son negativos?
Las nueve categorías emocionales son una manera de entender la gran parte de nuestra mente que se situa por debajo de nuestra conciencia. Esta parte de la mente, es como un cajón de los trastos. A lo largo del tiempo hemos ido tirando a esta parte de nuestra mente todas las emociones o situaciones que no hemos sabido como gestionar o que en cualquier caso, no está resuelto. Todo sentimiento que no se suelta o trabaja, queda almacenado en nuestra mente, que se llena de escombros emocionales y de pensamientos y sentimientos restrictivos.
Existen 9 estados emocionales mayor mente identificados inherentes a tod@s nosotr@s. Se sitúan a lo largo de la escala de energía y acción, por el siguiente orden:
1.- En la APATÍA no disponemos de casi ninguna energía y emprendemos poca o casi ninguna acción externa. No somos capaces de hacer nada y nadie nos puede ayudar. Nos sentimos abotargad@s y pesad@s. Tenemos mayor energía y realizamos mayor actividad exterior cuando ascendemos a la pena. Cada sucesión en esta escala, tenemos más energía y llegamos a la paz teniendo mayor capacidad para la acción exterior.
2.- Cuando sentimos PENA o DOLOR, necesitamos que alguien nos ayude por que creemos que sol@s no podemos hacer nada. Creemos que otra persona puede hacer algo para ayudarnos, queremos que alguien actúe por nosotr@s. Nuestro cuerpo tiene algo más de energía que en el estado de la apatía pero está tan contraído que duele. Tenemos la mente un poco menos abotargada que en la Apatía. Sólo pensamos en lo mucho que sufrimos y en lo que hemos perdido.
3.- Cuando sentimos MIEDO queremos arremeter, pero no lo hacemos por que pensamos que el riesgo es demasiado grande. Creemos que seguramente recibiremos más golpes de los que demos. Nuestro cuerpo tiene un poco más de energía que en la pena, pero aún sigue tan contraído que resulta doloroso. Los sentimientos suben y bajan con rapidez, como el agua fría de una cacerola caliente. La mente aún está un poco menos abotargada que en la pena pero aún sigue opaca. Nuestras imágenes y pensamientos versan sobre la fatalidad y la destrucción. Lo unico que se nos ocurre es que debemos protegernos a nosotros y a quien nos rodea.
4.- Cuando sentimos DESEO queremos poseer. Queremos. Ansiamos dinero, poder, sexo, personas, lugares y cosas . Puede que lo alcancemos o no. Tenemos un sentimiento oculto de que no podemos o no debemos tenerlo. Nuestro cuerpo tiene un poco más de energía que en el miedo. Sigue aún bastante contraído, pero ahora las sensaciones a veces son agradables. Los sentimientos pueden ser muy intensos. Nuestra mente está un poco menos abotargada que en el miedo, pero sigue con los ruidos y las obsesiones. Podemos intentar aliviar nuestras imágenes con fantasías positivas, pero en el fondo, son realmente imágenes de lo que no tenemos. Nuestros pensamientos se ocupan de lo que “necesitamos” tener y no tenemos. Nunca nos sentimos satisfech@s y raramente disfrutamos de lo que poseemos.
5.- Cuando sentimos IRA deseamos investir, para herir y detener a los demás, pero vacilamos. Podemos envestir o no. Nuestro cuerpo tiene un poco más de energía que en el deseo. Está menos contraído y a menudo las emociones pueden ser muy intensas y muy explosivas. Nuestra mente está menos abotargada que en el deseo, pero sigue con los ruidos, la tozudez y la obsesión. Nuestras imágenes se refieren a la destrucción, de lo que vamos ha hacer a los demás. Nuestros pensamientos se ocupan de conseguir que se nos haga justicia y de conseguir que los otr@s paguen. Esta fuerza nos puede asustar, y puede obligarnos a retroceder a tener experiencias de menor grado de energía, e incluso hasta infringirnos daño. La mayoría de las acciones que emprendemos son dañinas para nosotr@s y para los que nos rodean.
6.- Cuando sentimos ORGULLO queremos conservar nuestro “estatus”. No estamos dispuest@s a cambiar ni a movernos, por consiguiente impedimos a l@s demás que se muevan para que se nos adelanten. Nuestro cuerpo tiene un poco más de energía que en la ira, pero muchas veces no podemos disponer de ella. Aunque está menos contraído, suele estar apagado y menos visible. Nuestra mente está un poco menos abotargada que en la ira, pero sigue siendo ruidosa, rígida y centrada en sí misma. Nuestras imágenes y nuestros pensamientos se refieren a lo que hemos hecho y a lo que sabemos. Si en algún modo somos conscientes de los demás, esperamos que observen lo bien que ocultamos nuestras fastidiosas dudas.
7.- Cuando sentimos el CORAJE estamos dispuestos a actuar sin vacilar. Podemos hacer. Podemos corregir. Podemos cambiar cualquier cosa siempre que sea necesaria. Tenemos la voluntad necesaria para soltar y avanzar. Nuestro cuerpo tiene mucha más energía que en el orgullo y podemos disponer de ella para hacer una acción exterior y constructiva. La energía que tenemos a nuestra disposición es abundante y clara. La mente está menos abotargada que en el orgullo y es mucho menos ruidosa. Somos flexibles, capaces de recuperarnos y mantenernos en una actitud abierta. Nuestras imágenes y nuestros pensamientos se refieren a lo que podemos hacer y aprender y a como podemos ayudar a l@s demás de esta misma forma. Estamos motivad@s y no dependemos más que de nosotr@s mism@s, sin por ello dejar de desear que las otras personas tengan éxito. Sabemos reírnos a carcajadas incluso de nuestros propios fallos. La vida es divertida. Dado que este es nuestro estado natural, podemos acceder a él siempre que queramos, por muy escondido que parezca estar, debido al predominio de cualquiera de los otros sentimientos.
8.- Cuando experimentamos la ACEPTACIÓN tenemos y disfrutamos todo tal y como es. No tenemos necesidad de cambiar nada, las cosas son así, y así, están bien. Son hermosas tal como están. Nuestro cuerpo dispone de mucha más energía que en el coraje. La mayor parte de esta energía está en reposo, pero a nuestra disposición si la necesitamos. Es una energía ligera, cálida y abierta. La mente está menos abotargada que en el coraje, y casi en silencio y satisfecha. Nuestras imágenes y nuestros pensamientos están enamorados de las exquisitez de las cosas. La vida es alegre.
9.- Cuando experimentamos la PAZ sentimos. Soy, soy un todo, algo complet@ en mi mism@. Todas y todos, forman parte de mí. Todo es perfecto. El cuerpo tiene mucha más energía que en la aceptación, pero está en total reposo, tranquilo. La energía está calmada y en silencio, la mente clara y vacía, pero plenamente consciente. No hay necesidad de imágenes ni de pensamientos. La vida es como es y todo está bien.
Puedes practicar para reconocer las nueve emociones, cuando en tu día a día salgan. Dedica unos minutos a recordar algún momento en que sentiste todas y cada una de estas emociones empezando por la primera, hasta la novena. Una a una. Luego piensa un momento que tal sentimiento te produce en este instante. Sabrías aceptar este sentimiento lo mejor que puedas? Sabrías soltarlo? Lo soltarías? Cuándo?
Hay varias maneras de trabajar estas, y otras emociones, sentimientos y pensamientos, y desechar los que ya no necesitas para poder llevar a cabo tus objetivos o propósitos en tu día a día, y que no sea parte pesada de la mochila. (ESTO ES SOLO UN INTRODUCTORIO DE LO QUE ESTAREMOS VIENDO EN ESTA PAGINA WEB, PORQUE QUEREMOS VERTE Y AYUDARTE A SENTIRTE BIEN)
De esa manera, la alegría llega a formar parte constante en tu vida y gestionar mejor los momentos de menor energía.
Extraído del libro “El Método Sedona”
“Por envejecer no se deja de reir; pero dejar de reir te hace envejecer” Balzac.